26 de agosto de 2008

Comienzo del trabajo

No pensaba meter ninguna entrada porque todavía no tengo mucho que contar sobre mi incorporación a la estancia, pero como la gente me ha ido preguntando, pues haré algún comentario breve para que sepáis de mi.
Empecé ayer lunes por la tarde y conocí a algunos de los miembros de este Organismo, ya que otros están todavía de vacaciones. En principio, comienzo las prácticas en el Centro de Documentación, que dirige un español, así que como podréis imaginar ha sido muy cómodo para mí, además hay también allí un becario español, y da pie a que haya tertulias hispanas.
La semana que viene se incorporan las dos personas que llevan Patrimonio Mundial, que será donde yo esté más tiempo, y será ahí cuando empiece verdaderamente a conocer cómo funciona todo lo relativo a los informes y dossieres sobre declaraciones de patrimonio, patrimonio en riesgo, etc.
Bueno, sin más, de momento todo bien. Seguiré contando...

23 de agosto de 2008

De vuelta de la Bretaña y Mont Saint-Michel

Supongo que alguno habrá echado en falta mi ausencia de estos días, o eso prefiero pensar... Pues la escapadita a la Bretaña ha sido interesante por sus monumentos y paisajes, y porque también he visto que me he desenvuelto bastante bien a pesar de mis, todavía, limitaciones idiomáticas.
El tour empezó cogiendo el TGV (AVE francés) desde París a Rennes, capital de la Bretaña, donde alquilé un coche y me dirigí a mi primer destino: Bécherel.

Es una pequeña localidad cercana a la capital bretona, que en 1989 decidió dar un giro a su forma de vida para atraer turismo, ya que estaba en un momento importante de declive. La solución que plantearon fue la de convertirse en la 3ª Ciudad del Libro de Europa (Cité du Livre) donde la mayoría de sus comercios están enfocados a la venta de libro, ya sean antiguos o de bolsillo. En algunos casos, estas librerías lo compatibilizan con otro tipo de negocio como pueden ser elementos decorativos, florales, etc.
Tras visitar esta tranquila localidad decidí poner rumbo a la costa norte: Saint-Malo.
La verdad, que tenía una idea previa de cosas que me gustaría ver, pero me permití ir decidiendo sobre la marcha adónde ir, dónde dormir y qué visitar. Esto te lo puedes permitir al tener un coche, ya que así si te encuentras con hoteles que no disponen de habitaciones por estar completos (como me ha pasado) tienes que cambiar de localidad para poder hospedarte.

Como decía, llegué a Saint-Malo y venía con buena predisposición ya que me habían llegado buenos comentarios sobre ella. Cierto es, que es una pequeña ciudad a la que no se puede acceder con el coche y que tiene encanto, pero para mi gusto está excesivamente turistizada. Todo gira en torno al comercio con el turista y eso hace que pierda algo de su atractivo. Aunque en las fotos que os he puesto veréis vistas amables desde el Château y de la playa.
Al día siguiente decidí no llegar muy tarde a mi destino: Mont Saint-Michel, que se encuentra en la vecina Normandía, aunque haciendo casi frontera con Bretaña.
El motivo de no demorarme en mi llegada se debía a que me habían comentado que solía haber bastante gente, pero para mi asombro, nunca me advirtieron suficientemente. Llegué un cuarto de hora después de que abrieran y las colas de los coches comenzaban kilómetros atrás.
Visitar este Monte, que cuando sube la marea queda completamente aislado de tierra salvo por una carretera, vale la pena y es recomendable, pero necesita con urgencia un estudio y mejora sobre la capacidad de acogida del recinto. Creo que estoy empezando a tener una "deformación profesional" al visitar espacios patrimoniales y observar todo lo perjudicial para el entorno en demasía.
Continuó la visita hacia Paimpol, nuevamente en la Bretaña, para ver una Abadía marítima (Beauport) de la que había leído que organizaban diversas actividades para ponerla en valor. La peculiaridad de este centro religioso del siglo XIII, que aunque no se encuentra en muy buenas condiciones (pero se está trabajando para rehabilitarla), es su relación directa con el mar y con la comarca que le circunda.
Como no encontré ningún sitio, por estar todo completo, continué hasta Perros-Guirec donde hice noche. Ésta es una localidad costera típica de verano, con su puerto deportivo y agradables playas.
Ya por penúltimo día, decidí llegar hasta el finisterre bretón donde descansar de coche y disfrutar de esta costa tan diferente. Haciendo el recorrido por el litoral y buscando un lugar donde reposar encontré casualmente un hotelito rural, que después descubrí que está incluido en la guía roja michelín y en la routard. Es un Auberge con sólo tres habitaciones (y una era para mí ;-), ya que las otras dos estaban ya cogidas. Después de hacer un recorrido de senderismo por la costa decidí que la cena la haría en el mismo lugar, porque nos ofrecían la posibilidad de una table d´hôtes para compartir la cena y velada con los demás inquilinos. Fue una decisión muy acertada y recomendable, por el entorno, ambiente y cocina elaborada.
A la mañana siguiente comenzó la vuelta hacia Rennes, en la que me dediqué a ver sus monumentos, plazas interesantes e impresionantes jardines... y al día siguiente TGV a París y a prepararse, que el lunes comienza la nueva aventura de la Estancia.

Las fotos de la Bretaña y Mont Saint-Michel las he separado de las de Andando por París. Las tenéis disponibles también en: http://picasaweb.google.es/juliorbis/Bretagne_StMichel

17 de agosto de 2008

Un 15 de agosto en Paris

Poco he tardado esta vez en volverme a sentar delante del blog, lo mismo es que le estoy cogiendo gustillo a esto de escribir. Qué pena de vosotros que habéis dicho que me váis a seguir... aunque con engañarme y decirme que habéis entrado no os vale, os aviso que estoy aprendiendo rápido y tengo instalado un programa para saber cuánta gente entra y desde dónde. Me dice hasta las ciudades (ya ha entrado gente desde Sevilla -la mayoría-, Madrid, Barcelona, Algeciras, El Puerto de Santa María, Huelva y París).

En verdad, la entrada de hoy era para comentaros el día de ayer, 15 de agosto, festividad en la mayoría de los países de tradición católica, debido a la festividad de la Virgen (la Asunción), que en cada lugar tiene una advocación. (Por cierto, ¡Felicidades a todas las Reyes!, que ayer se me pasó).

Pues como os decía, ayer aquí en Paris, con motivo de la festividad salía una procesión con la Virgen desde la Catedral de Notre Dame, y viniendo de donde vengo, de esa tierra tan prolífica en ese tipo de manifestaciones religiosas, tenía curiosidad por ver cómo celebran este tipo de acontecimientos en la Europa Central.
Nada tiene que ver con nuestras procesiones, en cuanto a multitudinarias se refiere, aunque si contaba con un número de fieles que iban haciendo el recorrido detrás de la Imagen. Los que estábamos asistiendo a la procesión, en su mayoría éramos curiosos (guiris) con cámara en mano.
La Talla, en plata, es de la Virgen con el Niño en brazos, y la portaban con parihuelas miembros de una Hermandad u Orden religiosa. No llevaba banda de música, a nuestra usanza ni a ninguna, lo que llevaban era dos furgonetas (no voy a caer en la broma fácil ;-)), una delante y otra detrás de la comitiva con música puesta con altavoces (sans comentaires).
En resumen, un acto público religioso, diferente en las formas pero no en el contenido. Quizás, si he notado una cierta falta de respeto por los no participantes del acto, ya que no creo que no compartir una religión o una manera de pensar no deba ser óbice para no tener cierta consideración por las creencias de los demás.

Por cierto, sigo añadiendo fotitos a Andando por Paris. Por fin ya he puesto alguna foto de la Torre Eiffel, que el día que había estado por allí no llevaba la cámara.
Las fotos con subtítulos y a mejor resolución en: http://picasaweb.google.es/juliorbis/AndandoPorParis

La próxima entrada creo que será ya a la vuelta de la Bretaña... y con fotos del Mont Saint Michel (que aunque no es Bretaña, sino Normandía, está muy cerquita y no me lo puedo perder)

14 de agosto de 2008

Primeros días por Paris

Aquí estoy de nuevo. La verdad, es que he tardado un poquito en escribir en el blog para tener tiempo como tengo, pero por eso mismo me lo estoy tomando con tranquilidad. Ya llevo una semana aquí y el tiempo pasa rápido, pero me lo quiero tomar con calma porque ahora estoy de vacaciones y pretendo quitarme ese estrés que he acumulado durante los dos últimos años.
Todavía no he visitado ningún monumento porque no tengo ganas de hacer colas inmensas (todo está lleno de guiris, sobre todo españoles e italianos), así que esperaré a que pase el mes de agosto y se tranquilice todo un poco.
Me dedico a empezar a hacer gestiones como comprarme un movil francés (para que no me salgan tan caras las llamadas que haga aquí), apuntarme a una piscina municipal (que hay que seguir en forma), buscarme academias de francés e intercambios para mejorar el idioma (esto último es lo que más me está costando), ir a ver peliculitas gratis subtituladas de un ciclo de verano (Cinéma au clair de lune) que monta el ayuntamiento de Paris, y por supuesto, también me dedico a dar grandes paseos para ir conociendo la ciudad.
Generalmente voy sin plano, pero el otro día a pesar de ser tan guay como soy (porque me oriento tan bien ;-) no era capaz, ni con el mapa delante de mis narices de saber exactamente dónde estaba (es que aquí las distancias son muy grandes). Necesité de un buen rato pensando: vengo de aquí y ésta es la calle tal y... hasta que lo conseguí, porque eso sí, soy muy cabezón.

En cuanto a las diferencias entre allí y aquí no veo demasiadas... Los parisinos, según he oído siempre, tienen fama de estirados, pero de momento (y tocando madera), no he tenido ningún mal gesto de nadie.
En lo que se refiere a los precios, como ya comenté lo de salir no se estila demasiado (sólo de vez en cuando), pero lo que son las tiendas son muy parecidas a España. En los supermercados encuentras las mismas cosas, casi diría, que nosotros tenemos más variedad y lo digo con conocimiento de causa, porque estoy haciendo un estudio de mercado debido a que mi economía no va mal, pero tampoco me puedo permitir muchos excesos.
Una cosa que me ha llamado mucho la atención, y que me da mucho coraje, es que en los supermercados el aceite de oliva es italiano. Cuando en Andalucía tenemos el mejor aceite del mundo (y no es chovinismo), pero es lo que tiene no saber venderse...
También he estado buscando tiendas de todo a 1 euro, o de los chinos para comprar esas cosillas de poca calidad pero que hacen el avío, y aquí no hay de esas. Hay tiendas de chinos por muchos sitios, pero los de aquí se dedican a bolsos, cinturones, maletas... El Imperio chino ya está aquí, ya no es el futuro, es el presente y además trabajan como... ellos mismos.

Bueno, creo que ya estoy desvariando un poquito... así que continuaré en otro momento. Por cierto, he publicado fotos (que he ido haciendo por la calle) en la parte superior del blog. No sé muy bien como lo he hecho porque estoy aprendiendo. Pretendía que fueran más grandes y se vieran mejor... pero todo se andará. (Las podéis ver en grande en http://picasaweb.google.es/juliorbis/AndandoPorParis )
La semana que viene me quiero hacer una escapadita a la Bretaña antes de empezar a trabajar, e intentaré colgar las fotos que se vean un poco mejor y más grandes.

7 de agosto de 2008

Llegada a París

El 5 de agosto salí de Sevilla a las 5 de la tarde con un calor sofocante (pero tampaco eso es muy extraño en el verano de allí), fue un vuelo directo al aeropuerto de Orly de Paris. Durante el trayecto estuve pensando cómo era la mejor manera de llegar al piso en el que me iba a quedar. Había consultado por internet cómo tenía que hacer (orlyval, luego el RER B, luego andar... subir hasta un 6º sin ascensor) y decidí que como no había tenido que pagar el taxi del aeropuerto de Sevilla porque me había llevado mi hermano y tampoco me habían cobrado por exceso de equipaje, me iba a permitir llegar como un señor hasta la puerta de la casa. Total, pregunté como pude, y me dijeron que me costaba unos 30€ y todos los otros transbordos eran 15€, así que por esa diferencia no valía la pena acarrear tanto bulto.
Cogí el taxi y empecé a observar todo, con esos ojos que escudriñan cada detalle de la que va a ser la ciudad que te va a acoger por una temporada. Cuando llegamos al centro ya empecé a situarme, porque suelo ver los mapas previamente, y así luego no tengo problemas de orientación. En eso, veo que según mi gps mental, la dirección que ha tomado el taxista es la contraria que yo pensaba que era. En un rústico francés, pero educado (eso siempre, que para eso he tenido una enseñanza de muchos años y costeada ;-), le digo: "creo que la dirección es la contraria". Se para en el semáforo, saca su mapa y se hace el despistado: "ah! si, me he equivocado". Yo ya comienzo a murmurar en arameo (que ese es el idioma que llevamos todos dentro sin necesidad de estudiarlo), y me pongo a pensar que no le voy a dar ni un duro más de los 30€, que aunque eran aproximados, tenía la sensación de que me quería timar. Cuando el taxímetro marcó esa cantidad, me debió sentir el taxista al acecho desde el asiento trasero y me dijo que lo iba a parar ahí. Luego, para desgracia de él nos pilló un atasco, así que no le salió bien la jugada a pesar de estar tan cerca de mi destino final.
Al llegar al piso y conseguir subir al 6º sin ascensor las dos maletas, el portatil y demás chismes que llevaba, tuve la sensación de que el provinciano había superado todas las pruebas del día satisfactoriamente y tenía que celebrarlo de alguna manera. Así que decidí llamar a unos amigos que viven aquí, que conocí el año pasado en el viaje de la India, para tomarme una cerveza (si, UNA y no unas como suelo decir), aparte de porque ella se tenía que levantar temprano, es porque cada cerveza cuesta 4 "lerus" (así como se lee). Según me dicen, aquí la gente queda para tomar algo en las casas y sólo salen de vez en cuando. Así que me tendré que ir acostumbrando a "donde fueres haz lo que vieres".
Seguiré contando...

pero antes de irme os voy a poner una fotito que he hecho desde mi ventana del salón (por cierto, no os he contado nada del piso... bueno, otro día), es del cielo de París con unos nubarrones negros y con el arcoiris, porque he pasado de la alerta naranja en Sevilla por calor de cuarenta y tantos grados a la alerta naranja de París por tormentas. C´est la vie...