23 de agosto de 2008

De vuelta de la Bretaña y Mont Saint-Michel

Supongo que alguno habrá echado en falta mi ausencia de estos días, o eso prefiero pensar... Pues la escapadita a la Bretaña ha sido interesante por sus monumentos y paisajes, y porque también he visto que me he desenvuelto bastante bien a pesar de mis, todavía, limitaciones idiomáticas.
El tour empezó cogiendo el TGV (AVE francés) desde París a Rennes, capital de la Bretaña, donde alquilé un coche y me dirigí a mi primer destino: Bécherel.

Es una pequeña localidad cercana a la capital bretona, que en 1989 decidió dar un giro a su forma de vida para atraer turismo, ya que estaba en un momento importante de declive. La solución que plantearon fue la de convertirse en la 3ª Ciudad del Libro de Europa (Cité du Livre) donde la mayoría de sus comercios están enfocados a la venta de libro, ya sean antiguos o de bolsillo. En algunos casos, estas librerías lo compatibilizan con otro tipo de negocio como pueden ser elementos decorativos, florales, etc.
Tras visitar esta tranquila localidad decidí poner rumbo a la costa norte: Saint-Malo.
La verdad, que tenía una idea previa de cosas que me gustaría ver, pero me permití ir decidiendo sobre la marcha adónde ir, dónde dormir y qué visitar. Esto te lo puedes permitir al tener un coche, ya que así si te encuentras con hoteles que no disponen de habitaciones por estar completos (como me ha pasado) tienes que cambiar de localidad para poder hospedarte.

Como decía, llegué a Saint-Malo y venía con buena predisposición ya que me habían llegado buenos comentarios sobre ella. Cierto es, que es una pequeña ciudad a la que no se puede acceder con el coche y que tiene encanto, pero para mi gusto está excesivamente turistizada. Todo gira en torno al comercio con el turista y eso hace que pierda algo de su atractivo. Aunque en las fotos que os he puesto veréis vistas amables desde el Château y de la playa.
Al día siguiente decidí no llegar muy tarde a mi destino: Mont Saint-Michel, que se encuentra en la vecina Normandía, aunque haciendo casi frontera con Bretaña.
El motivo de no demorarme en mi llegada se debía a que me habían comentado que solía haber bastante gente, pero para mi asombro, nunca me advirtieron suficientemente. Llegué un cuarto de hora después de que abrieran y las colas de los coches comenzaban kilómetros atrás.
Visitar este Monte, que cuando sube la marea queda completamente aislado de tierra salvo por una carretera, vale la pena y es recomendable, pero necesita con urgencia un estudio y mejora sobre la capacidad de acogida del recinto. Creo que estoy empezando a tener una "deformación profesional" al visitar espacios patrimoniales y observar todo lo perjudicial para el entorno en demasía.
Continuó la visita hacia Paimpol, nuevamente en la Bretaña, para ver una Abadía marítima (Beauport) de la que había leído que organizaban diversas actividades para ponerla en valor. La peculiaridad de este centro religioso del siglo XIII, que aunque no se encuentra en muy buenas condiciones (pero se está trabajando para rehabilitarla), es su relación directa con el mar y con la comarca que le circunda.
Como no encontré ningún sitio, por estar todo completo, continué hasta Perros-Guirec donde hice noche. Ésta es una localidad costera típica de verano, con su puerto deportivo y agradables playas.
Ya por penúltimo día, decidí llegar hasta el finisterre bretón donde descansar de coche y disfrutar de esta costa tan diferente. Haciendo el recorrido por el litoral y buscando un lugar donde reposar encontré casualmente un hotelito rural, que después descubrí que está incluido en la guía roja michelín y en la routard. Es un Auberge con sólo tres habitaciones (y una era para mí ;-), ya que las otras dos estaban ya cogidas. Después de hacer un recorrido de senderismo por la costa decidí que la cena la haría en el mismo lugar, porque nos ofrecían la posibilidad de una table d´hôtes para compartir la cena y velada con los demás inquilinos. Fue una decisión muy acertada y recomendable, por el entorno, ambiente y cocina elaborada.
A la mañana siguiente comenzó la vuelta hacia Rennes, en la que me dediqué a ver sus monumentos, plazas interesantes e impresionantes jardines... y al día siguiente TGV a París y a prepararse, que el lunes comienza la nueva aventura de la Estancia.

Las fotos de la Bretaña y Mont Saint-Michel las he separado de las de Andando por París. Las tenéis disponibles también en: http://picasaweb.google.es/juliorbis/Bretagne_StMichel

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